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AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
En las últimas décadas, la región de América Latina y el Caribe (ALC) se ha visto severamente afectada por el alto índice de mortalidad causado por las incidencias de tránsito. A la fecha, los siniestros viales son una de las primeras causas de muerte en la región, principalmente entre personas de 5 a 44 años. Esto significa más de 100.000 muertes al año, y aproximadamente más de 5 millones de personas heridas.
Sin embargo, en este contexto tan negativo, hay algunos datos que permiten enfrentar este problema con un cierto optimismo.
Según un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en colaboración con la Asociación Española de la Carretera (AEC) en 2009, y actualizado en 2013, la situación de la seguridad vial ha sufrido un cambio importante en este periodo.
¿Qué ha provocado los cambios?
- La creación de agencias de seguridad vial en algunos países.
- La realización de campañas de educación vial y concienciación por parte de las administraciones comprometidas con la “Década de la Seguridad Vial 2010-2020 de Naciones Unidas”.
- La colaboración de entidades multilaterales en la región como el BID, la CAF y el Banco Mundial.
- La creación de nuevas organizaciones, como el Observatorio Iberoamericano de Seguridad Vial (OISEVI) o el programa de evaluación de vehículos nuevos para América Latina (Latin NCAP).
- La intensificación del debate sobre la accidentalidad y sus soluciones tanto en la esfera técnica, como en los planos político y social, gracias a la celebración de foros como el Congreso Ibero-Americano de Seguridad Vial (CISEV).
Cabe destacar, además, que si bien en algunos países se ha producido un aumento en las cifras de siniestralidad, dicho incremento es atribuible en parte a la mejora de los sistemas de recopilación de datos. A su vez, el rápido aumento del tránsito en todos los países, debido a la positiva evolución económica y social, se manifiesta también y hasta que las infraestructuras viarias no se mejoren sustancialmente, como una mayor exposición al riesgo, lo cual sin duda afecta a la accidentalidad.